En este articulo te voy a contar sobre el periodo sensible al orden.
El Período sensible al orden es uno de los mas importantes para quienes quieren convivir en paz con los niños, es importante porque es una necesidad gigantesca especialmente de niños entre 2 y 4 años y es algo de lo cual entendemos muy poco.
Durante el Período sensible al orden los niños le dan una inmensa importancia a cómo las cosas suceden en el mundo de forma estable, siempre iguales.
Cuando un niño llega al mundo quiere saber cómo funciona, para ser capaz de adaptarse a ese mundo, su voluntad es entender cómo funciona para por su parte funcionar bien en él, entonces, observa, absorbe, organiza y actúa.
Si las cosas pasan siempre igual y están organizadas siempre de la misma forma, ese niño tiene muchas mas chances de desarrollar mejor esa percepción, esa comprensión sobre cómo el mundo funciona y tiene mas chances de estar tranquilo en relación a eso.
Imaginate que llegás a tu lugar de trabajo y de repente todo cambió, aquel lugar está todo organizado de forma diferente. Intentás acostumbrarte pero aquel no es tu día más productivo en el trabajo. Vas a casa un poco cansado pero al día siguiente crees que ya tenés una referencia de cómo las cosas están y al día siguiente las cosas volvieron a cambiar. Lo que va sucediendo a poco, día a día con las cosas cambiando es que nunca lográs trabajar de la forma que querías, nunca lográs producir lo que quisieras porque todo cambia, las reglas cambian, las cosas cambian. El niño siente una angustia constante cuando las cosas cambian todo el tiempo y para estar tranquilo y poder cumplir con su tarea de construir al ser humano el niño necesita de tres tipos de orden en su vida.
Orden externo
El orden en el ambiente externo significa cada cosa en su lugar, y ese lugar es siempre el mismo. Cuando tenemos las cosas de nuestra casa y nos gusta mover la decoración todo el tiempo para un niño entre dos y cuatro años eso es extremadamente confuso, es angustiante, deja al niño en un estado constante de tensión. Montessori cuenta sobre un niño que lloraba desesperadamente en su casa, nadie entendía por qué, hasta que el niño pudo decir que el paraguas estaba arriba de la mesa, y ahí alguien agarró el paraguas, lo puso en el balde cerca de la puerta y el problema se terminó, y el niño dejó de llorar.
Esto es solamente un ejemplo de varios que Montessori nos cuenta y de muchos que podemos ver diariamente. Si el niño no tiene orden en su vida, en su ambiente, se desespera, y orden significa cada cosa en su lugar, y que ese lugar sea siempre el mismo. La previsibilidad (que ese lugar sea siempre el mismo) es hasta más importante que el orden en sí, entonces mantener las cosas en su lugar trae tranquilidad al niño.
Orden interno
El orden interno significa orden en el tiempo, osea rutina. La rutina no necesita ser la rutina del reloj. No es necesario despertarse a las 7:00, 7:15 desayunar, 7:25 cepillarse los dientes, 7:30 cambiarse, no es necesario que sea así, pero es necesario que sea siempre una misma secuencia de acciones. Entonces independiente del horario al despertar, luego de despertarse, el orden debería ser despertarse, desayunar, cepillarse los dientes, cambiarse, etc. Que las cosas se hagan siempre en la misma secuencia, eso ayuda muchísimo al niño, aunque la secuencia no ocurra siempre en el mismo horario. Por ejemplo los fines de semana los horarios cambian, pero la secuencia puede ser la misma.
A veces durante el día las cosas varían mucho, necesitamos salir, algún día no hay escuela, hay vacaciones, fines de semana, el medio del día varía mucho, pero podemos mantener las puntas, la rutina al despertarse y la rutina antes de dormir.
Orden en la conducta del adulto
El adulto necesita comportarse siempre de la misma forma, eso significa siempre permitir aquello que se puede permitir, y nunca permitir o siempre interrumpir aquello que necesita ser interrumpido.
Para tener coherencia en su conducta el adulto necesita tener pocos límites, si tenemos demasiadas reglas olvidar algunas de ellas es muy fácil cuando estamos cansados, con sueño, mal humorados o cualquier cosa diferente nos pasó. Entonces necesitamos tener tres límites (según Montessori), muy claros para nosotros que son:
- El niño no puede hacer nada que haga mal a sí mismo, osea que no se puede lastimar, no se puede arriesgar.
- No puede hacer nada que haga mal a otros seres vivos, entonces no puede por ejemplo hacer algo que lastime a otro niño, romper el trabajo del hermano, rayar el dibujo de un compañero.
- No puede hacer nada que dañe el ambiente, por ejemplo rayar los muebles, tirar cosas al piso voluntariamente para romperlas.
Cosas que puedan hacer mal a sí mismo, que puedan hacer mal a otros seres vivos o al ambiente tienen que ser interrumpidas, con seriedad, con seguridad de lo que estamos haciendo. Nos acercamos al niño y le decimos “esto se hace así”, con seguridad pero sin agresividad, sin enojarse, no es necesario enojarse, solamente es necesario interrumpir. Si tenemos coherencia en nuestras interrupciones, si tenemos un ambiente organizado y previsible, si tenemos una rutina estructurada eso ayuda muchísimo al niño en el período sensible del orden.
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