Clarisse me invitó a escribirles sobre la Regla de los cuatro Regalos y la verdad me puso muy feliz su invitación. Por un lado, porque me encanta poder compartirla con ustedes y por el otro, porque el hecho de que estas palabras estén en un blog de una persona que vende juguetes, habla de la calidad de quién está detrás.
Vayamos entrando en tema… se acerca Navidad y Reyes y muchos niños se van a ver envueltos en montañas de paquetes. Regalos y más regalos, que dan muchas veces lugar a lo que se llama el “síndrome del niño hiperregalado”.
Seguro lo conocen… Ante tanto estímulo de papeles de colores y cajas amontonadas, se pierde la capacidad de disfrute, y los peques se encuentran abriendo un paquete tras otro, sin detenerse en nada de lo que encuentran.
Es por eso que en esto de repensar cuál es el mensaje que les dejamos a nuestros peques a través de nuestros actos adultos, a alguien (no conozco su origen) se le ocurrió esta regla: cada niño debería recibir, como cantidad óptima, no más de cuatro regalos, y cada uno de ellos debería pertenecer a una de las cuatro categorías de las que vamos a hablar (y no, no vale que cada persona obsequie cuatro cosas. Es cuatro en TOTAL).
1) Algo que necesite
Aquí sería importante pararnos desde la máxima de María Montessori, de “sigue al niño”. Es decir… ¿realmente necesita eso en lo que estoy pensando o es mi mirada de adulto que tiene esa necesidad? Nada mejor que observarlos, detenerse en su juego para ver qué es una “necesidad”. Y en algo que necesita, entran muchas cosas: desde pinturas y pinceles hasta una biblioteca para tener sus materiales y juguetes en orden y accesibles, pasando por un sinfín de objetos que pueden ofrecerle oportunidades de nuevos desafíos y aprendizajes (y sobre todo, sean juguetes o no, si son desestructurados).
2) Algo para ponerse
Ya sé… nadie recuerda con alegría la vez que la abuela le regaló medias. Pero volvamos al punto anterior. Si soy capaz de ver al niño, si veo que hay algo que realmente le hace falta (un abrigo nuevo, unos zapatos cómodos, un gorro para poder estar afuera) por qué no ver en regalárselo una gran muestra de afecto?
3) Algo para leer
Los libros son, a mi forma de ver, el mejor regalo que podemos hacerles. Y no solo cuentos. Libros álbum, libros sobre temas que los apasionen, enciclopedias de animales, libros de experimentos, etc. Un libro para un niño que aún no adquirió el código escrito, es además una invitación a un momento compartido, a un encuentro con un adulto, para sumergirse en un mundo que les pertenece sólo a ellos.
4) Algo que desee profundamente
Y sí … ¡todos recordamos cuando nos regalaron la bici, o ese juego que tanto anhelábamos! Si bien soy muy partidaria de darle el valor de “regalo” a cosas pequeñas (regalarse flores, dibujos, galletas caseras o mermeladas), si realmente mi peque tiene un deseo profundo por algo que puedo darle, seguramente lo haga -si considero que es algo que no va en contra de mis valores de crianza y aporta algo bueno para ella- .
En conclusión, yo creo que la Regla de los cuatro Regalos es a veces algo difícil de cumplir, pero creo que lo importante, más allá del número, es la esencia. Comprender e incorporar que no todos los regalos tienen por qué ser juguetes, que puedo regalar una experiencia familiar, un juego de mesa para compartir, o algo que pueda hacer feliz al otro más allá de lo material, es el mejor valor que podemos transmitirles sobre este tema.
Y si para el resto de la familia es muy importante esa muestra de afecto a través de regalos materiales, invitarlos a juntarse y hacer un solo regalo. Quizás algo que sea más costoso (y necesario, no solo caro) y que pueda serle útil a nuestro peque por largo tiempo. Escaparle al plástico lo más posible y pensar en cosas que perduren, en sus manos y en sus recuerdos.
Escrito por: Daniela Gallegos de Anidando en Tribu
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